Wednesday, November 02, 2005

... A propósito de estos días...

Llamado por la muerte
Por José Saramago.
Cuando Javier Bauluz bajó a la playa de Zahara ya sabía que se iba a encontrar un cadáver.
Javier Bauluz es fotógrafo, en sus cámaras tanto caben besos como cuerpos destrozados. Si los besos se tornaron indiferentes por la vulgaridad y monótonos los muertos por la multiplicidad, la culpa no es suya. De él se espera que retrate lo que ve, no lo que le gustaría ver.
En septiembre las playas están llenas de bañistas. A veces las olas traen un aguamala, un pecio, una concha partida, una bola de alquitrán. La concha y los pecios pueden interesar a los artistas y coleccionistas del ready-made, el alquitrán y la aguamala hay que retirarlos con prontitud para evitar las justas reclamaciones de los turistas de fuera y de dentro.A veces es un ahogado quien recala en la costa, alguien a quien nadando le faltaron fuerzas o ya no las tenía cuando la patera se hundió. Entonces tres cosas pueden suceder frente al muerto tendido en la arena.
Que los bañistas acudan y lo rodeen compasivos, pero eso no durará mucho porque la compasión, como sabemos, se cansa fácilmente.
Que los bañistas tocados en su sensibilidad, enrollen la toalla y regresen a casa, pero eso significaría perder las últimas horas de playa porque, como igualmente sabemos, el mundo va a acabar mañana.
Que los bañistas sigan en lo suyo, ya que el muerto, muerto está, y, si es verdad que durante unas horas será un deslustre para la playo donde arribó, no la deslustrará más que la impertinencia del alquitrán, de la concha partida, del pecio y la aguamala. Y es en ese momento cuando aparece Javier Bauluz. Viene a realizar su trabajo. En otra ocasión tal vez lo atraería la translucidez de la medusa, la tabla mojada por los océanos, la cáscara vacía, el chapopote viscoso, hoy ha venido llamado por la muerte.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home